El peligro de la Suplantación
La suplantación en cualquiera de los escenarios posibles es un riesgo cada vez mayor y todos estamos expuestos a ello, debemos convatirlo pero para ellos debemos conocer al adversario, lo cual es cada vez más dificil.
5/8/20242 min read
En el entorno digital actual, la suplantación de identidad se ha convertido en una de las amenazas más críticas para personas, empresas y organizaciones. Las técnicas y tecnologías empleadas por los ciberdelincuentes han evolucionado hasta el punto de poder imitar con gran realismo la voz, la imagen, los videos e incluso el comportamiento en línea de una persona u organización.
Hoy en días las más comunes y para las cuales debemos estar preparados son:
Suplantación de voz (voice spoofing / deepfake de voz):
Utilizando inteligencia artificial, un atacante puede replicar el timbre, acento y entonación de una persona para realizar llamadas fraudulentas, dar instrucciones falsas o manipular conversaciones. Esto puede llevar a transferencias no autorizadas de dinero, fuga de información sensible o daños a la reputación.
Suplantación de imagen y video (deepfake visual):
Las técnicas de deepfake permiten crear videos o fotografías falsas, pero extremadamente realistas, que muestran a una persona diciendo o haciendo cosas que nunca ocurrieron. Esto se utiliza para extorsión, manipulación política o desprestigio empresarial.
Suplantación de correo electrónico (email spoofing):
Los atacantes falsifican direcciones de remitente para que un correo parezca provenir de una fuente legítima. Con ello buscan robar credenciales, instalar malware o engañar a empleados para que realicen pagos o compartan datos confidenciales (Business Email Compromise).
Suplantación de páginas web (phishing y sitios clonados):
Se crean copias idénticas de sitios legítimos —bancos, portales de empresas o plataformas de pago— para engañar al usuario y obtener contraseñas, números de tarjetas o información personal.
Suplantación de identidad tradicional y digital:
Los delincuentes utilizan información personal obtenida de filtraciones de datos, redes sociales o ataques previos para abrir cuentas bancarias, solicitar créditos, realizar compras o cometer delitos en nombre de la víctima.
Y los impactos de estas sumplantaciones son brutales, ya que no solo hablamos de pérdidas económicas directas por fraudes o transferencia no autorizadas ya sea como persona natural o como empresa, sino de daños irreversibles a la reputacion personal y corporativa, además de la filtración y uso indebido de información sensible que puede acarrearnos en el mejor de los casos pérdida de confianza de nuestros clientes, o aún más grave sanciones legales, hasta condenas por incurrir en delitos que no se han cometido.